Artículo de opinión escrito por nuestro director, Álvaro Galán, para el Diario Alerta.
Desde hace 17 años dirijo mi propia carrera profesional como empresario a través de la compañía que lleva mi nombre y de otras que surgieron de ideas brillantes que luego no lo fueron tanto. O sí. Vaya esto por delante a modo de carta de presentación para estrenar esta columna en la que hoy, como cada semana, registraré mi primera “entrada” con la que espero aprovechar la oportunidad brindada y compartir mi conocimiento con todo aquel que quiera disfrutar conmigo estos momentos de tranquilidad y sosiego.
Vivimos tiempos convulsos, confusos y de mucha incertidumbre personal y profesional. Todos: empresarios, emprendedores, estudiantes, trabajadores por cuenta ajena… estamos pegados a la televisión, al móvil y al ordenador, devorando noticias y publicaciones que intentan levantar nuestro ánimo muchas veces a través de la ruin tarea de mostrarnos simplemente a gente que está mucho peor que nosotros. Pero, un momento: ¿Todos? Yo creo que no. Unos pocos ya estamos buscando nuevas oportunidades derivadas de los cambios en los hábitos de consumo o el nuevo statu quo al que la población mundial se ha visto “invitada” por circunstancias desgarradoras; ya estamos aplicando toda nuestra creatividad en el proceso de despertar y reinventarnos profesionalmente, buscando nuevos nichos para captar clientes “distintos”; intentando comprender cómo serán los negocios POSCOVID-19; y, sobre todo, cómo podemos aprovechar esta crisis para ser mejores profesionales.
A lo largo de nuestra historia siempre ha habido crisis políticas, sociales, económicas, por ver Tele 5… -En mi caso, además, suelo sufrir las mías propias un par de veces al año- Esto es algo inherente al ser humano y nuestra innata capacidad para entorpecer, envidiar, romper, rasgar e interrumpir cosas, personas, animales o cualquier otro ser que sin su influencia jamás habría corrido tal suerte. Pero también es una cualidad de los homínidos la capacidad para adaptarse, aprender, reconstruir e imponerse a las calamidades y los malos momentos. Aunque solo sea para volverlo a romper todo.
Este es el momento en el que estamos y la cartas con las que nos ha tocado jugar. Posiblemente, si nuestros padres (o generaciones anteriores a la mía) pudiesen elegir jamás habrían puesto en marcha un negocio en las circunstancias empresariales y económicas que vivimos desde hace 12 o 15 años. Probablemente, muchos estéis acordándoos ahora de la bendita hora en la que fuisteis al notario a poner en marcha el motor que os llevaría directos a cumplir vuestro sueño empresarial, pero el pasado es eso: pasado. Nunca volverá, y con él todo lo que dejamos atrás en pos de perseguir nuestro “objetivo en la vida”.
Si yo tuviese que escribir en un libro todas las calamidades y crisis que he tenido que pasar desde que a los 22 años puse en marcha mi empresa no cabrían en un rollo de papel higiénico escrito a doble cara, pero aquí estoy. Y tú también estás aquí, y también tienes la oportunidad de reinventarte, coger altura y ver tu vida personal y profesional con perspectiva para poder seleccionar con objetividad cuál será tu siguiente paso profesional. Porque, recuerda: la única verdad es que todos nos dirigimos a un futuro incierto a una velocidad de un segundo por segundo y yo ya estoy intentando averiguar qué sucederá.
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